INICIO BIOGRAFÍA CURRICULUM CONTACTO

¿Cuándo fue la última vez que te sentiste afortunado?

20 feb 2011

Quizás me dirás que fue cuando te compraste tu carro nuevo o cuando te fuiste de viaje.
A lo mejor me dirás que fue cuando hiciste el amor después de tanto tiempo o cuando finalmente te aceptaron en esa importante empresa que tanto querías entrar.
O tal vez fue cuando esa persona que tanto te gustaba aceptó salir contigo o cuando lograste salir de todas tus deudas económicas.
No puedo negarte  que ésas y otras cosas más  hacen que la vida sea dichosa y un privilegio vivirla. Pero tampoco puedo negar que  existe un hecho  mucho más importante (tan importante que sin ese hecho no pudieras tener  ese carro, ese empleo, ese viaje o esa persona): RESPIRAR.
Quizás sea por eso, porque  es tan simple y como lo tienes en abundancia es que no te has dado cuenta de lo importante que es. RESPIRAR: ese acto involuntario, natural y consecuente   es lo primero que hacemos cuando llegamos a este mudo y lo último antes de irnos. Ese dar y recibir, ese intercambio de oxigeno infinito y abundante  que sin duda es el mejor ejemplo de prosperidad que tenemos los seres humanos.
En estos días me toco ver cómo una de las personas que más amo en esta vida estaba dispuesta a dar todo lo que tenía con tal de volver a respirar fluida y placenteramente como lo había venido haciendo antes de que la infección pulmonar entrara en su vida. En ese instante recordé cuándo había sido la última vez que me sentí afortunado por el simple hecho de respirar. Me asombró la respuesta: Muy, muy  pocas veces. Tan pocas que no recordé la fecha exacta.  Y en un acto de reconciliación con la vida y de amor a mi mismo empecé a darle las gracias a mi cuerpo por regalarme este aparato respiratorio que funciona para mí las 24 horas del día sin entender muy bien cómo lo hace. Y del aparato respiratorio el agradecimiento se fue extendiendo hacia el circulatorio, el digestivo y terminó abrazando  todo mi cuerpo.
¿Si hiciéramos este agradecimiento siempre, cómo sería nuestra vida, dónde estaríamos, cómo estaríamos?
Si no somos capaces de celebrar y disfrutar con plena conciencia el hecho de poder  respirar ¿cómo vamos entonces  a poder celebrar ese carro nuevo, o ese empleo, o esa meta a la que perseguimos gran parte de nuestra vida? Y aquí me surge una nueva pregunta: ¿Por qué tenemos que esperar a correr el riesgo de perder algo para valorarlo y cuidarlo y disfrutarlo? Pareciera que el ser humano solo acepta el aprendizaje cuando viene de la mano del dolor o de la pérdida.  ¿Y qué sucede con el aprendizaje que  viene de la mano del placer y  sin dolor?  Definitivamente la vida no es dura, ni difícil…nosotros la hacemos dura y difícil.


Te invito a que de ahora en adelante  y cada vez que puedas tomes conciencia de cada inhalación y exhalación que hagas en tu día. Cada vez que lo recuerdes, obsérvate respirar.
Date cuenta y descubre ese acto involuntario pero mágico  que te conecta con la vida, que te regala la vida con generosidad. Percibe  cómo llega a ti infinitamente, sin esfuerzo, sin lucha, en completa paz, con alivio, con tranquilidad, con seguridad, con serenidad… y si prestas un poco más de atención podrás escuchar en cada respiración cómo la vida te dice que así hay que vivir de ahora en adelante: confiado, seguro, en calma, sin lucha, sin esfuerzo, nada falta, nada sobra, solo fluye, fluye, y vive.
Un abrazo.

5 comentarios:

  1. Darse cuenta del simple y abundante acto de respirar, implica un alto nivel de conciencia. Hablo por mí cuando reconozco que vivo distraída con la falsa idea de controlar las circunstancias, y con el mal hábito de aferrarme a las ideas, cosas y personas... lo que me mantiene ajena a mis propias circunstancias, como el simple hecho de respirar...

    A pesar de valorar el acto que me mantiene viva, me sigo distrayendo con el caos que me rodea, que en realidad no es nada nuevo y siempre ha acompañado la historia del hombre... pero por lo mucho o poco que sé, no importa la guerra que explote, o el ser querido que se vaya, cuando pienso que todo acabo o que no queda mucho... me levanto al día siguiente, en un mundo que sigue girando y en el cual sigo respirando! No quiero que se confunda mi comentario con indiferencia, pero si con un mayor grado de conciencia. Vale más disfrutar todo lo que tenemos, porque mañana todo puede cambiar, a favor o en contra, y al rato cambiar nuevamente. Gracias Luis!!! Mañana hago consciente el ejercicio. Cariños*

    ResponderEliminar
  2. Gracias Tatiana, estoy de acuerdo contigo. El acto de ser conscientes empieza por darnos cuenta del valore de los cosas mas simples que tenemos en la vida.
    UN abrazo inmenso.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Todo en la vida tiene un momento preciso para llegar, y a mi vida llega este artículo, justo cuando me toca enfrentar una prueba de fortaleza... A pesar del tiempo que lleva ya publicado...
    La vida misma es un regalo que poco valoramos, a menos que sintamos la fría presencia de la muerte muy de cerca. Hoy te agradezco por recordarme lo afortunada que soy por aun poder respirar, porque mientras exista en mí ese aliento, habrá vida... Trataré de ser más consciente de este regalo y contaré mis Bendiciones...

    ResponderEliminar