Sentirse orgulloso de uno

Debo ser honesto. No recuerdo que de los labios de mis padres haya salido la frase: "qué orgulloso estoy de ti, hijo". 

La ausencia de frases como ésas me llevó por muchos años ha buscar aprobación en otros labios, otras miradas y en otros lugares.  No las conseguía con facilidad y cuando me las decían no me las creía.

Con los años dedicado al crecimiento personal entendí que para llegar a sentirme orgulloso de mí era importante empezar por gustarme a mí mismo tal y como era. Lo que no me dieron de pequeño era responsabilidad mía  dármelo como adulto. Empecé a reconocer en voz alta cada uno de mis logros y aprendi a celebrar mis victorias poco a poco.

Hoy, cuando me veo al espejo y me gusta lo que soy, lo que tengo y lo que hago, curiosamente  ahora escucho de los labios de mis padres lo orgullosos q están de mí y hasta puedo ver en sus ojos lo inmensamente felices que están conmigo.
La duda que ahora me visita es que ya no estoy tan seguro que ellos no se sintieran orgullosos de mí. A lo mejor sí lo estuvieron siempre y yo, al no sentir ese orgullo por mí, no podía verlos mucho menos escucharlos.