Uno de los obstáculos (o excusa) más conocido para sabotear los sueños y metas ha sido el miedo. Mucho se ha hablado de él y hasta lo han satanizado atribuyéndole un aspecto negativo que no necesariamente tiene.
En este artículo voy a hablar bien del miedo. Y hablaré bien porque estoy convencido que ganaremos más si dejamos de verlo como un enemigo y comenzamos a considerarlo como un aliado que nos puede ayudar a construir ese sueño.
¿Puede ser el miedo un aliado?...Sí, una fuerza y una energía como el miedo no se puede desperdiciar temiéndole. Así que mirémoslo con otros ojos. El miedo no quiere que renunciemos a la meta, sino que nos invita a detenernos a revisar esos riesgos y peligros que no podemos ver para salvar precisamente a la meta, al sueño.
Si escuchamos cuidadosamente lo que nos dice el miedo podemos prepararnos mejor en cada paso que vayamos a dar. No le des la espalda. Míralo de frente, como un amigo, y dile: ¿De qué me estas protegiendo?
Para hacértelo más fácil toma un lápiz, una hoja de papel y escribe todo lo que te diga el miedo. Si lo escribes podrás verlo con mayor claridad...Qué te dice?:
"Eso que sueñas es demasiado para ti"
Empieza a reconocer que no eres tan pequeño como crees. Busca en tu memoria todos los éxitos y logros que has tenido en tu vida y apláudete.
"Aun no estás preparado para alcanzar ese sueño".
Estudia más, investiga más y prepárate bien hasta que esas dudas se reduzcan al máximo.
"Es muy peligroso lograr eso"
Averigua bien qué es lo peor que te podría pasar si logras esa meta. ¿Qué ganarías? ¿Qué perderías?
La diferencia entre un saboteador y un constructor de sueños radica en saber cómo usar la fuerza del miedo y convertirla en un aliado. Recuerda que el miedo nunca será nada sin el poder que tú le des. Si le temes, te debilitas. Si lo aprovechas, te sirve de mucha ayuda.
Feliz vida.
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