Recientemente
cuando me contrataron para dictar una charla con el fin de aumentar la motivación de los empleados de una empresa en momentos
de crisis, me pareció necesario empezar con esa pregunta.
"Me voy o me quedo?" es la interrogante que
ha estado alojada en nuestras vidas por lo menos desde hace 15 años. La insistencia de la pregunta y la ausencia
de una respuesta "salvadora"
nos ha desgastado de tal manera que hemos perdido lo más importante
que hay que cuidar en momentos de crisis: La motivación.
Sin
motivación
alguna ningún
camino inspira confianza. Sin motivación lo único que se tiene como certeza es que estamos
perdidos y sin salida.
Antes de
decidir si te vas o te quedas de ese empleo, de este país, de esa relación de pareja, de ese negocio, etc., te sugiero
que revises las siguientes preguntas:
1) ¿Para qué te quieres ir?, ¿Huyes
de algo?, ¿Lo has intentado todo? ¿de verdad irte es la solución?
2) ¿Para qué te vas a quedar?, ¿Para no enfrentar ese miedo?, ¿Para no perder la comodidad de tu zona de
confort?, ¿Para no estar corriendo nuevos riesgos?, ¿Porque quizás sientas que quedándote estás más "seguro"?
3) ¿Qué ganas si te quedas?
4) ¿Y qué ganas si te vas?
Haz un
balance y decide.
Si
necesitas varios días para esas preguntas, tómatelos. No te apures a contestar. El miedo no
es una buena motivación para irse o quedarse. La incertidumbre,
tampoco. La frustración, menos.
En
conclusión:
Si tuvieras confianza en ti y en tu capacidad de responder con éxito ante la vida, qué harías?: te
quedas o te vas?
La
respuesta que más paz te dé es la opción que debes abrazar, cuidar, fortalecer y
apostar todo a ella.
Feliz vida.
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